jueves, 18 de junio de 2009

Campamento ANDHA en el rio Mapocho


Desde el 8 de mayo los compañeros de la Asociación nacional de deudores habitacionales se han establecido en un campamento en la ribera del rio mapocho, frente a la facultad de derecho de la universidad de Chile. Ante esta situación los transeuntes simplemente observan un rato, otros se rien y otros ni siquiera se inmutan. La pobreza generalmente no importa mucho si es que no esta cerca de tu casa o si ese pobre no es delincuente o drogadicto.

Hace 19 dias un grupo de 10 pobladores sumo a esta situación la nunca bien ponderada medida de la huelga de hambre, y aun así esta protesta no se gana un espacio en los noticieros centrales de la televisión abierta o, mínimo, en alguno que otro periódico. No es necesario ser un periodista profesional para darse cuenta que esta instancia puede resultar bastante interesante en tanto que se informe a la sociedad de lo que acaese junto a las sucias aguas que recorren la capital.

Aguas tan contaminadas como las promesas que el gobierno viene haciendo hace casi ya 20 años de gobiernos de la concertación para apuntar al fin del lucro que hacen las bancas privadas con algo tan escencial como la vivienda. Es necesario que nos demos cuenta que la privatización ya no es cosa de empresas, sino que cada día nuestra vida es vendida a los empresarios y políticos inescrupulosos.

Y a esto no solo contribuyen profesionales muy poco éticos,
sino que es toda una maraña de mentiras. La gente sin casa
(o los que requieren la condonación de sus deudas) son solo un ejemplo. Cuantos confían en la señora Bachelet con su proyecto "Chile sin campamentos para el 2010" lleno de tecnócratas cuyo último interés es la calidad de vida de la gente pobre. Cuantos otros se maravillan con el asistencialismo barato de los impecables jovenes que se lavan el alma en la iniciativa "Un techo para Chile" al alero de una túnica benditamente rastrera. Y el factor final para la ecuación perfecta, el montoncito de verdes rufianes encargados de resguardar que el país siga en orden, labor que logran reprimiendonos en todas las asquerosas formas imaginables que se le pueda ocurrir.

Inimaginable también la cantidad de mentiras que hay que desenmarcar